martes, 29 de abril de 2014

POEM

(I put a Gadget of Google translator.)

SI LA MEMORIA SE TRANSFORMA EN LA NOCHE, LOS RECUERDOS SE ACABAN SUICIDANDO



El recuerdo se tiene, el recuerdo se olvida,

pasea por la memoria,

vaga por el olvido.


Los recuerdos, señores y amos de la vida,

caminan hacia la existencia,

o hacia la amnesia del abismo del pensamiento.


Recuerdos de amor, recuerdos de pena amargada,

la pesadumbre de no poder recordar

y la esperanza de quien puede olvidar.


La alegría, bien se acuerda  y bien se olvida.

El tormento pasea sin piedad,

por la cansada y tan temida memoria.


En el subconsciente hay un jardín de rosas apagadas,

brindada tiene su parcela, sin llave su viejo candado,

el recuerdo no tiene otra escapatoria que la de su propio suicidio.


El alma lucha por recordad aquello que anduvo en su ruta cabalgada.

La inconsciencia de su sufrimiento, mas que el querer, no la deja,

se impone otra vez, el odiado o el anhelado olvido.


El recuerdo viene, el recuerdo se va,

la alegría se olvida que un día existió

y el penar atormenta a la consciencia del ser, que quiere olvidar sus miserias.

POEMA

SI LA MEMORIA SE TRANSFORMA EN LA NOCHE, LOS RECUERDOS SE ACABAN SUICIDANDO



El recuerdo se tiene, el recuerdo se olvida,

pasea por la memoria,

vaga por el olvido.


Los recuerdos, señores y amos de la vida,

caminan hacia la existencia,

o hacia la amnesia del abismo del pensamiento.


Recuerdos de amor, recuerdos de pena amargada,

la pesadumbre de no poder recordar

y la esperanza de quien puede olvidar.


La alegría, bien se acuerda  y bien se olvida.

El tormento pasea sin piedad,

por la cansada y tan temida memoria.


En el subconsciente hay un jardín de rosas apagadas,

brindada tiene su parcela, sin llave su viejo candado,

el recuerdo no tiene otra escapatoria que la de su propio suicidio.


El alma lucha por recordad aquello que anduvo en su ruta cabalgada.

La inconsciencia de su sufrimiento, mas que el querer, no la deja,

se impone otra vez, el odiado o el anhelado olvido.


El recuerdo viene, el recuerdo se va,

la alegría se olvida que un día existió

y el penar atormenta a la consciencia del ser, que quiere olvidar sus miserias.

domingo, 27 de abril de 2014

POEM

(I put a Gadget of Google translator.)


EL VELERO Y EL MAR SE MECEN Y BAILAN CON UNA TREGUA, SI EL CIELO LO QUIERE


El velero surcó el mar,
el agua estaba tranquila,

el velero se quedó a la deriva.

El capitán no lo tripulaba,
el aire lo movía, el agua estaba tranquila
y mecía y daba sosiego al velero.

Todo era armonía,
pues el agua estaba en paz
y no quería guerra.

Y el velero sólo quería dialogar
con el agua del mar
y el dialogo era tranquilo.

El baile del mar y del velero era al unísono,
sonaba la música del agua,
y el velero se mecía al compás.

El velero sólo se mecía,
y el agua lo movía,
zis – zas y todo era paz y armonía.

El cielo no quería tregua,
decía que el mar era suyo,
y provocaba grandes tormentas.

Truenos y rayos caían
y el mar se embravecía,
el agua enloquecía.

Y el velero perdía el control,
luchaba con fuerza contra el mar,
habían perdido su amistad.

Se acabó la paz
entre el mar y el velero
y su tregua se rompió.

El mar se defendía muy bravo del velero
y el velero surcó a pulso sus aguas,
pudo regresar a puerto.

Las amarras del velero se postraron en el mástil
a la espera de la calma de las aguas
y a una nueva tregua.

Al cielo no le gustaba el enamoramiento,
entre el mar y el precioso velero,
se tenía que mecer con cuidado para no crear tempestades.

Cuando las nubes se levantaban y salía tímidamente el Sol,
el velero podía salir, al fin, a alta mar
y poder navegar meciéndose una y otra vez.

Y volver a surcar el mar,
que tanto apreciaba y buscar la tranquilidad y paz
que anhelaba en las agua tranquilas.

Esas aguas que hacían mecer al velero en un son de armonía,
mientras el cielo aguardaba la espera de nuevas lluvias
y grandes tormentas y romper, así, el baile entre el mar y el velero.

POESÍA

EL VELERO Y EL MAR SE MECEN Y BAILAN CON UNA TREGUA, SI EL CIELO LO QUIERE


El velero surcó el mar,
el agua estaba tranquila,

el velero se quedó a la deriva.

El capitán no lo tripulaba,
el aire lo movía, el agua estaba tranquila
y mecía y daba sosiego al velero.

Todo era armonía,
pues el agua estaba en paz
y no quería guerra.

Y el velero sólo quería dialogar
con el agua del mar
y el dialogo era tranquilo.

El baile del mar y del velero era al unísono,
sonaba la música del agua,
y el velero se mecía al compás.

El velero sólo se mecía,
y el agua lo movía,
zis – zas y todo era paz y armonía.

El cielo no quería tregua,
decía que el mar era suyo,
y provocaba grandes tormentas.

Truenos y rayos caían
y el mar se embravecía,
el agua enloquecía.

Y el velero perdía el control,
luchaba con fuerza contra el mar,
habían perdido su amistad.

Se acabó la paz
entre el mar y el velero
y su tregua se rompió.

El mar se defendía muy bravo del velero
y el velero surcó a pulso sus aguas,
pudo regresar a puerto.

Las amarras del velero se postraron en el mástil
a la espera de la calma de las aguas
y a una nueva tregua.

Al cielo no le gustaba el enamoramiento,
entre el mar y el precioso velero,
se tenía que mecer con cuidado para no crear tempestades.

Cuando las nubes se levantaban y salía tímidamente el Sol,
el velero podía salir, al fin, a alta mar
y poder navegar meciéndose una y otra vez.

Y volver a surcar el mar,
que tanto apreciaba y buscar la tranquilidad y paz
que anhelaba en las agua tranquilas.

Esas aguas que hacían mecer al velero en un son de armonía,
mientras el cielo aguardaba la espera de nuevas lluvias
y grandes tormentas y romper, así, el baile entre el mar y el velero.

viernes, 18 de abril de 2014

POEM DEDICATED TO PACO DE LUCÍA

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UNA GUITARRA HA MUERTO, CON ELLA SE HA IDO TAMBIÉN EL MAESTRO PACO DE LUCÍA

Una guitarra ha muerto,

su espíritu llora, amarga, su pérdida

su amo, Paco de Lucía, no la acariciará ya más.


Sus cuerdas ya no sonarán,

una guitarra ha muerto,

su alma, en su pena, se encierra.


Una guitarra ha muerto,

su música no vibrará más,

ella tocaba los corazones, ella tocaba a los espíritus acompañados de su alma.


Una guitarra ha muerto,

su amo, convertía sus cuerdas en un ser vivo, cual persona,

con él, ella lloraba y ella sentía.


Una guitarra ha muerto,

por ella bien conocido que nunca sentirá otra vez

el alma de su música sin la mano del que mecía con esa elegancia sus débiles cuerdas.


Una guitarra ha muerto,

el pésame de su triste y amarga pérdida,

para ella siempre un dolor y un vacío que será, por desgracia, eterno.


No tendrá retorno su alegría,

a tocar por sus cuerdas, la música tan sentida y tan dolida,

por la mano de su amo y sin embargo, amigo.


Una guitarra ha muerto,

su compañero indiscutible de sus alegrías y de sus penas,

que con su ayuda le hacía expresar sus sentimientos a través del compás de la música de su corazón.


Una guitarra ha muerto,

nadie podrá entender mejor a su espíritu y a su alma

que la mano de su amo y compañero, viajero de las historias de su vida.


Una guitarra ha muerto,

con ella, murió también su amigo y compañero de armonías musicales,

el gran maestro, Paco de Lucía.

POESÍA DEDICADA A PACO DE LUCÍA

UNA GUITARRA HA MUERTO, CON ELLA SE HA IDO TAMBIÉN EL MAESTRO PACO DE LUCÍA

Una guitarra ha muerto,

su espíritu llora, amarga, su pérdida

su amo, Paco de Lucía, no la acariciará ya más.


Sus cuerdas ya no sonarán,

una guitarra ha muerto,

su alma, en su pena, se encierra.


Una guitarra ha muerto,

su música no vibrará más,

ella tocaba los corazones, ella tocaba a los espíritus acompañados de su alma.


Una guitarra ha muerto,

su amo, convertía sus cuerdas en un ser vivo, cual persona,

con él, ella lloraba y ella sentía.


Una guitarra ha muerto,

por ella bien conocido que nunca sentirá otra vez

el alma de su música sin la mano del que mecía con esa elegancia sus débiles cuerdas.


Una guitarra ha muerto,

el pésame de su triste y amarga pérdida,

para ella siempre un dolor y un vacío que será, por desgracia, eterno.


No tendrá retorno su alegría,

a tocar por sus cuerdas, la música tan sentida y tan dolida,

por la mano de su amo y sin embargo, amigo.


Una guitarra ha muerto,

su compañero indiscutible de sus alegrías y de sus penas,

que con su ayuda le hacía expresar sus sentimientos a través del compás de la música de su corazón.


Una guitarra ha muerto,

nadie podrá entender mejor a su espíritu y a su alma

que la mano de su amo y compañero, viajero de las historias de su vida.



Una guitarra ha muerto,

con ella, murió también su amigo y compañero de armonías musicales,

el gran maestro, Paco de Lucía.